Ha dado varias vueltas al mundo visitando la diáspora gallega, que asegura es la más cómoda. Un biólogo convertido en maestro, se convirtió en político, cuando pudo cuidar un jardín y un huerto.

27 de diciembre de 2022 . Actualizado a las 05:00 AM.

A estas alturas, Antonio Rodríguez Miranda (A Bola, 1967) tiene que ser uno de los mayores conocedores de la campaña migratoria gallega y de cómo dominar el jet lag. Aquí lo cuenta un poco.

«Llevo diez años en el cargo».

– va un largo camino, con una pandemia en el medio. Nunca se me ocurrió que no podrías salir al mundo durante unos dos años. Entonces tuvimos que reinventarnos en muchas cosas, en el software que se desarrolló Activo… Tuvimos que readaptarnos a las circunstancias en cuanto a personas y entidades. Y que los medios telemáticos, que allí teníamos y no usábamos, nos permitían estar más cerca que nunca de la gente.

– ¿Estás diciendo que fuera de Galicia se está desvaneciendo un poco?

– ¡No! Voy a decir exactamente lo contrario. Está claro que la Galicia exterior está en constante cambio, al igual que nuestra sociedad. De hecho, la mayoría de los gallegos en el extranjero nacieron allí. Y los gallegos que cada vez salen menos al extranjero. Estas son buenas noticias. Pero cada vez que nace un niño en el extranjero de una familia gallega, se registra en el Ayuntamiento de Galicia.


– En cualquier caso, el hecho de que el nieto de alguien nacido en Galicia pueda votar aquí… es un poco extraño.

Cualquier persona con una nacionalidad debe gozar de los mismos derechos en cualquier parte del mundo. El mayor o menor interés lo determina cada uno individualmente. Hay gente que está en España que nunca ha estado involucrada y que no quiere hacerlo.


– En estos diez años viajaré mucho. ¿Cuántas veces has cruzado el océano?

-¡Fabuloso! Sinceramente no lo recuerdo, pero ha sido un par de veces. Después del primer año en el puesto, Iberia me envió una carta diciéndome que habían dado el equivalente a más de dos vuelos y medio alrededor del mundo en sus aviones. El último viaje fue hace unos días a México. Desde el verano hasta aquí he estado en siete u ocho países.

«El jet lag te agotará».

– Trato de viajar de noche, descansar y aprovechar mejor mi tiempo. Me resulta fácil ponerme cómodo en los aviones y eso me ayuda mucho. Y en el momento que llegas al trabajo, el contacto con la gente te da mucha energía. Acumulé 40 horas desde que dejé mi cama en Galicia hasta que encontré otra cama en el destino. si esto es el avion llega tarde Lo llevo razonablemente.


«¿Cuál es el lugar más lejano en el que has estado?»

-Patagonia. Lo más al sur que llegué fue Puerto Deseado, con Feijoo, para visitar las empresas pesqueras. Tengo que llegar a Ushuaia, donde también están los gallegos.

– ¿Realmente hay gallicación en todas partes?

– Diría que gallegos hay en casi todas partes. Es cierto que en algunos solo hay uno o dos, o una familia, pero este sentido de pertenencia que tenemos los gallegos es único en el mundo. Puedo confirmar eso.


«Este negocio de visitar a personas que están dispuestas a visitarlos es un buen negocio».

– Soy plenamente consciente de que tengo el trabajo más bonito de la Xunta. Seguramente también el más sacrificado, porque tenemos unos horarios muy complicados. Pero debido a que lo que hace mejora la vida de las personas en todos los sentidos, hace que el trabajo sea muy gratificante.

– Puedes decir que ganaste la Copa del Mundo.

Los gallegos podemos ganar el Mundial con 147 asistencias diferentes.


– Y sin Luis Enrique.

-realmente. Estos días asistimos a las indescriptibles muestras de alegría de los gallegos en Argentina. Porque Galicia es del país en el que está. Somos parte integrante del país al que vamos, y ese es el gran éxito de la presencia gallega en el exterior.

– Tienes un programa para que regresen. No debería ser fácil.

– Quiero que todos los que quieran vuelvan. Es lo correcto. Estamos tratando de ayudar a que regresen los que nacieron en Galicia. Y para los que son hijos o nietos, solo hay que brindarles las condiciones para que puedan establecerse. Facilitamos el regreso, pero no les obligamos a quedarse. Pero el 80% se queda. La calidad de vida en Galicia les engancha y se quedan.

¿Tiene algún historial personal de inmigración en su familia?

«¡Por supuesto que no! Mis padres pasaron algunos años en Alemania.

¿Por qué migramos tanto?

– Los gallegos son inquietos y buscan nuevos horizontes. Creo que el Camino de Santiago ha moldeado nuestro ADN social a lo largo de los siglos. Hemos recibido peregrinos de muchos lugares en nuestras casas, hablando otras lenguas y otras costumbres; Sabíamos entender la diferencia. Desde allí no tenemos miedo de ir a otras partes del mundo. Es una convicción personal, no una teoría científica.

– ¿Celta o Avispa?

No soy muy aficionado al fútbol.

«No me hagas esto».

– Pues porque soy del Celta un poco más al sur. Pero también me encanta Madrid.

Defiéndete un poco.

Soy una persona tranquila, pero apasionada por las cosas en las que cree.

-¿Qué haces en tu tiempo libre?

Lo poco que tengo trato de aprovecharlo con mi familia. Me apasiona la naturaleza y el campo. Soy un jardinero entrenado, y algo así como un huerto.

– Estudió biología, pero su trabajo poco tiene que ver con eso.

-Esto es correcto. He estado en la profesión docente durante 14 años y eventualmente he estado en la política por un tiempo, que es algo que nunca consideré.

– ¿Cuál es el mejor momento del día para ti?

– Cuando llego a casa y disfruto de la paz con mi casa.

Tu lugar favorito.

– La cima del monte San Cibrao, junto al pueblo donde nací, es un balcón al valle de Arnoya desde donde se ve la zona de Alaris y Mishida. Cada vez que puedo ir allí, lo hago.

-Canción.

– No soy muy musical, pero tengo claro que la canción de Galicia es A Rianxeira.

«¿Lo más importante en la vida?»

“Familia seguro.