Carlos Silla, considerado el jefe de la organizacin, con sudadera blanca, y Antoln Fernndez Pajuelo, que pilotaba el velero Benirrs, en un momento del juicio CAPOTILLO

La Audiencia de Pontevedra condena al resto de los procesados por las 3,7 toneladas del Benirrs a penas que oscilan entre los diez y los tres aos de prisin

01 mar 2024 . Actualizado a las 14:09 h.

28 de marzo del 2020. Tres de la maana. Apenas haban transcurrido dos semanas desde el inicio del confinamiento desatado por el covid cuando dos planeadoras se internaban de madrugada, a toda velocidad, en la ra de Arousa. Una de ellas embarranc en la costa de O Grove. La otra lo hizo en Ribeira, tras una persecucin a la antigua usanza, con patrulleras y helicpteros. Los agentes del Cuerpo Nacional de Polica (UDYCO) y de la Guardia Civil (EDOA) de Pontevedra que iban tras ellas pudieron recuperar 143 paquetes de cocana, 68 de ellos rescatados del agua, con la colaboracin del Servicio de Vigilancia Aduanera. Cuatro aos ms tarde, la Audiencia Provincial de Pontevedra acaba de dictar sentencia por aquel marcroalijo, el primero que una organizacin trat de introducir en Galicia en plena pandemia.

El principal acusado es el vilagarciano Carlos Silla, un experto navegante de 37 aos que se form en la seccin de vela de un club nutico de la capital arousana. Las fuerzas de seguridad lo consideran el mximo exponente de la nueva generacin de narcotraficantes gallegos. Ha sido condenado a quince aos de crcel y a dos multas de 360.000 euros cada una como autor de un delito grave contra la salud pblica. Aunque rebaja en tres aos la peticin de la Fiscala, el tribunal considera probado que era l quien estaba al frente de la red que transport a travs del Atlntico al menos 3,7 toneladas de cocana. El peruano Jos Oswaldo Tapia enfrenta diez aos y seis meses, adems de otras dos sanciones de trescientos mil euros, la misma pena que recae sobre Jess Francisco Alonso, de Vigo, y sobre el vilanovs Jess Mouta Vzquez.





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Javier Romero



Junto a ellos cay Antoln Fernndez Pajuelo, un veterano de A Guarda que pilotaba el velero Benirrs, en el que el alijo cruz el ocano. La sentencia reserva para l seis aos y tres meses de prisin y dos multas de 130.000 euros, un fallo que comportar su ingreso en la crcel. Mejor fortuna han corrido otros dos acusados, Csar Rial Rial y Daniel del Ro Seorns, en su caso con tres aos y cuatro meses, ambos defendidos por la letrada Carmen Ventoso. Solo uno de los nueve encausados ha sido absuelto.

Tres de los acusados, Pajuelo, Daniel del Ro y Csar Rial, confesaron su participacin en los hechos. De su relato se extrae que Carlos Silla, quiencumple catorce aos en Portugal por su detencin a bordo de otro velero en el que viajaba con 4.666 kilogramos de cocana, estaba al mando de la organizacin. Es ms, sus subordinados aseguran que gestionaba al menos otros dos veleros preparados para zarpar en cualquier momento. La sentencia no es firme y puede ser recurrida ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.





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Javier Romero



No saban nada del confinamiento

Pajuelo explic al tribunal que el Benirrs zarp de Huelva para dirigirse a Brasil, en una travesa en la que emplearon dos meses. Con l navegaban el peruano Oswaldo y Daniel del Ro. Fue un pesquero el que les pas el material, que el piloto calculaba en unos cuatro mil y pico kilos. El viaje de vuelta los llev a unas cien millas de la costa de A Corua, donde el alijo fue transferido a las dos planeadoras que poco despus fueron localizadas por la fuerzas de seguridad. Oswaldo tambin haba embarcado en ellas, as que los dos tripulantes que permanecan a bordo tomaron rumbo sur, con intencin de tocar tierra en el Algarve. Sin embargo, la falta de medios les oblig a hundir la embarcacin frente a A Guarda, cuyo puerto alcanzaron en una zdiac pequea. Les haban prometido 800.000 euros, pero teman no cobrar, as que se reservaron para ellos varios fardos de cocana, que cargaron en unas mochilas y escondieron para refugiarse, finalmente, en un antiguo pub. Un dato llamativo: aseguran que no tenan ni idea de que el confinamiento se haba decretado. En aquel momento, se hallaban en alta mar y confiesan no haber recibido noticias sobre el avance de la pandemia.